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No hace falta que extienda mucho más aquel día. Hablé con Ely mientras esperaba los resultados que, obviamente, mostraron un claro positivo. AS no durmió esa noche en su habitación… ni la siguiente o alguna otra. Llevé un embarazo delicado, me encontraba deprimida aunque lo negaba a toda costa. Sólo recibía las visitas de AJ y Ely que pasaba a verme cuando podía. Sabía que AS me visitaba mientras dormía porque cada mañana encontraba algo para el bebé. Sin embargo, no se atrevía a darme la cara.
Al principio lo buscaba con disimulo en la piscina o camino a la playa, pero fingía una llamada o cualquier otra cosa para irse. Dejé de buscarlo. Diariamente intentaba ignorar a las mujeres que entraban y salían de su habitación a cualquier hora del día… un prostíbulo, volvía a estar de nuevo allí. Claro que ninguna estaba por más de una semana, dejé de sentir celos –hasta ahora admito que eso era lo que sentía-. Hasta doble A se portaba esos días mejor que él, así cuando cumplía 35 semanas me sentía una madre soltera –casi independiente-:
-“Vamos niña, ¿me vas a decir que tú y AJ no tienen nada incluso con esa barrigota? –se reía, al parecer AJ era el único hombre que veían entrar y salir de la habitación.
-“¿Por qué te interesa tanto?”
-“Porque así sabríamos de una vez quien es el padre” –reí yo.
-“Eso no me interesa” –contesté con seguridad.
-“Oye, estás en una casa con hombres las 24 horas del día los 365 días del año… Cualquiera, menos yo, podría ser” –reí ahora con más ganas- “es verdad, apuesto a que soy el único que no te ha puesto una mano encima”
-“Por algo será…” dije muy bajo, casi para mis adentros.
-“¿Ah?”
-“Nada, nada”
-“Bueno, digo que no me molestaría hacerte el favor incluso ahora. Estás más guapa que antes, aunque más gorda” –Reí a carcajadas. Sus comentarios la mayoría de las veces eran más sinceros de lo que a una le gustaría oír, pero eran aceptables.
Doble A era ese de dientes amarillos y aspecto desagradable que tanto asco me dio la primera vez que lo vi. Me había acostumbrado a verlo y hasta él resultaba mejor compañía que la soledad. Aún no nos llevábamos muy bien, seguía desconfiando de quién era y de lo que podría llegar a ser después pero si quería hablar yo estaba dispuesta a escuchar.
Esa noche me quedé dormida en la habitación de AJ, tocaron a la puerta cerca de las 2am, él que se había dormido en el sofá se levantó y me invitó a continuar durmiendo. Era Sum:
-“Imaginé que estaría aquí… Necesito hablar con ella”
-“Está dormida”
-“Es sobre su familia…” dijo y de inmediato me puse de pie.
-“Dime, yo le diré” –me acerqué hasta ellos. Noté el rostro preocupado de Sum.
-“¿Qué sucede? Dilo sin rodeos, por favor” –intervine de inmediato.
-“JC… tu madre… la hirieron para robar su tienda” –Por un momento no sentí las piernas, AJ me atrapó antes de caer al suelo. Mi cuerpo parecía no responderme.
-“AJ dile… dile, por favor, que se vaya…” dije entre lágrimas aún sin tener dominio alguno.
-“No es necesario, ya te escuché” – miro a AJ y este asintió. Me trasladó hasta la cama. Él se sentó a mi lado y me hizo beber un poco de agua.
-“¿Cómo… cómo sabe eso?” –pregunté luego de unos minutos. No me sentía bien pero al menos estaba un poco más tranquila.
-“Nunca hemos perdido contacto con tu familia. Él no lo quiso. Constantemente le envía noticias sobre ti”-abrí los ojos sorprendida.
-“¿qué…? ¿Por qué?”
-“No somos los mejores seres humanos, Jen, pero cuando alguien nos importa…es en serio.”
-“Yo no le importo”
-“Y por eso busca de ignorar con mujerzuelas los celos que siente al verte conmigo, ¿cierto?” Se puso de pie y caminó marcando una zanja en el suelo. “Él no lo dice… uno se da cuenta cuando lleva toda la vida conociéndolo.”
-“Yo no le importo, no insistas. De no ser por él yo no estaría aquí y ¡así! No ha hablado conmigo desde que se enteró de mi embarazo, me ignora y además… ¡me envió a acostarme contigo! Si esa es su manera de demostrarme que le importo pues que se interese en alguien más”
-“Creo que te estás descargando con la persona equivocada”-dijo y rió. Al notar que seguía seria continuó. “Habla con él”
-“Si no me ignorara cuando me le acerco no tendría necesidad de decírtelo a ti” –sentencié. “Es más… ya vuelvo” –me negué a recibir su ayuda y con paso tambaleante salí al pasillo… Su habitación estaba justo al lado. Toqué la puerta, abrió una mujer, supe que no estaba ahí. Bajé las escaleras, caminé hasta la sala y ahí estaba, con un trago de whisky en las manos.
-“Quiero ir con mi madre.” –hizo una seña para que nos dejaran solos. Tres hombres salieron de ahí.
-“No puedes” –dijo con el mismo tono con que daba órdenes. Ya no había rastro del hombre preocupado que me llevó la noticia y eso era bueno porque nada de lo que dijera me haría cambiar de parecer.
-“Sí puedo y quiero”
-“No puedes. Tienes nueve meses de embarazo… no puedes subirte a un avión”
-“Carretera” –dije encogiéndome de hombros. “Dame un auto, nada más. No necesito que nadie me lleve”
-“Es tu salud la que está en riesgo… y la del bebé”
-“Y… ¿desde cuándo eso te interesa?” Se quedó en silencio unos segundos, yo seguía de pie esperando.
-“Si acepto no vas a volver” –yo negué.
-“Nada me obliga a quedarme. Si estoy aquí es porque no me dejas salir” –asintió. Dejó el trago a un lado y bebió directo de la botella.
-“¿Nada?” –preguntó después. Y yo no pude responderle con palabras. Busqué su mirada y sentí que hablaba sin decir nada.
-“Casi…” –dije y él entendió. Me esquivó luego de unos segundos. No entendía aún mis razones, no entendía mis no-palabras. No lloraría frente a él, no me haría cambiar de parecer, por supuesto que no.
Sin mirarme arrojó las llaves del auto sobre el sofá. “Si te vas es tu decisión” –entendí.
Era mi madre, ¿qué querían que hiciera?
***
Llegué a mi casa de madrugada después de un viaje de muchas horas. Papá estaba ahí para abrir la puerta, se sorprendió tanto al verme que se le escaparon algunas lágrimas. Ya sabían sobre mi embarazo y sabían que volvería con ellos, AJ tenía razón. Luego de excusarme por haber conducido en mi estado me permitió entrar de nuevo. Por alguna estúpida razón me habría encantado ver a Ángelo allí, pero esto no era un cuento de hadas y él menos un príncipe azul. Subí a mi habitación, necesitaba descansar. El viaje fue agotador para mí y el bebé, aunque había tomado todas las medidas necesarias para cuidar de mi embarazo. Sobre mi cama, estaban algunas fotografías tomadas en casa de Sum: en el patio, en la playa, incluso jugando y conversando con todos en la sala de estar. Una carta y yo conocía la letra.
Para usted.
Es cierto que te debemos más que una vida. Fuiste un gran maestro en todo momento y un padre impuesto. Fingir tu muerte ha sido una buena elección, tu hija… estará bien, está en buenas manos. No se llenará de este mundo del que querías huir, es una promesa de mi parte.
AS
Algo no entendía… Entre tanta confusión no podía faltar el dolor inclemente en el vientre. Al parecer había llegado la hora.
Papá había salido a buscar a mi madre, ese día le darían el alta del hospital. Busqué el teléfono y la vocecita al otro lado me molestaba con sus preguntas insistentes y estúpidas, quizá mi mal humor era lo que empeoraba todo. En el estado en el que estaba no podía conducir.
-“No se preocupe, la ambulancia llegará pronto.”
-“Más le vale o la mato…” Colgué el teléfono. Tocaron a la puerta No podía ser la ambulancia, apenas acababa de colgar…
Respiré pausadamente, el dolor iba y venía, cada vez peor. Desde el sofá pregunté quién era y no hubo respuesta. Escuché que abrían la puerta usando una llave, podía ser mi padre aunque no lo creí y tal como lo pensé, no… no era él.
No soy cursi, como pudieron percatarse, pero si digo que no se me aceleró el corazón, que no sonreí abiertamente después de mucho tiempo o que no me pareció la cosa más romántica del mundo aquella aparición, estaría mintiendo. Ángelo se acercó hasta el sofá donde me encontraba, parecía angustiado…
-“Apenas me dijeron anoche que estabas cerca de tu casa no pude evitar…”
-“Shhh…” –le indiqué, poniendo un dedo sobre sus labios “…arruinas el romance” me acerqué para besarlo pero me detuve unos milímetros antes de hacerlo. Él sonrió.
-“Creo que ya lo entendí…” –me quejé, el dolor venía de nuevo. Más fuerte y más seguido. “…pero podemos hablar de eso después, ¿no lo crees? Debemos ir al…”
-“A ningún lado si no terminas la frase que comenzaste” –intenté sonreír, se hizo difícil.
-“Eres terca”
-“¿En serio? Mira quién habla…”
-“Nunca tuvimos sólo ‘sexo’ ” Buscó mis labios y esta vez nada evitaría que yo recibiera aquel beso que correspondí de inmediato: lento, pasional, desinteresado; un beso capaz de detenerte el corazón unos segundos… vale, me había enamorado sin querer.
-“Nunca hubo nada entre AJ y yo” dije y el volvió a sonreír, la misma sonrisa arrogante que ya no me parecía tal.
-“Lo sé” –dijo y me besó de nuevo.
-“¡Ey…” entró gritando AJ “…dejen eso para después que ahora nacerá el hijo de todos!” reí o al menos lo intenté, ahora realmente necesitaba ir al hospital.
Con su ayuda salimos directo a una maternidad, una hora después nacería un hermoso y sano bebé.
***
En este punto termina la historia romántica. La carta que encontré en mi habitación aún palpitaba en mi cabeza. Dejé que papá explicara lo que significaba:
– Conocía al padre de AS, cuando falleció me sentí responsable del chico. No los crié, lo hicieron solos. He estado en “negocios” desde hace mucho. Ellos me ayudaron hasta que AS pudo recuperar su negocio pero siempre se ha sentido en deuda. El día en el parque estaba acordado, no lo de la prostituta o la policía pero sí mi supuesto secuestro. Lo que salió mal fue que AS quiso conocerte después… tú no debías despertar tan pronto. -alguien se aclaró la garganta, AS parecía un poco incómodo por la narración- Mi intención no era meterte en este mundo, debíamos fingir el secuestro y la muerte de alguien que, desde ese día ya no existe. Al verme en el hospital decidí confiar en AS, en ningunas otras manos habría puesto yo tu vida o la mía. La curiosidad que sentía por conocerte fue la que ganó. Pude haberme convertido en su enemigo por ello y él lo sabía. Cuando encontré la nota en uno de los bolsillos y una foto tuya, supe que te encontrarías bien.
Me parecía una mentira. Aquello no podía ser posible, mi propio padre me puso en manos de AS… Estaba en esa pequeña habitación con mi madre, mi padre y AS.
-¿Tú sabías algo de esto? –pregunté a mi madre con una mirada llena de rabia y dolor. Ella asintió, abrió la boca para decir algo pero con un movimiento le indiqué que no hablara.
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Ahora verán.
La cuestión no fue mucho más compleja que lo evidente. Mi padre también formó parte de ese mundo, para salir de él debía fingir su muerte, ¿desde cuándo mi vida se había convertido en una película?
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– Por favor déjenme sola –agregué finalmente. La enfermera llegaba con el pequeño bebé en brazos. Sólo AS se quedó en la habitación.
– Sólo hay una manera de salir de este negocio, no lo culpes por querer proteger a su familia. –Lo miré extrañada, no era algo que esperaba oír viniendo de él. Sólo sonrió y me dio un leve beso en los labios, se fue.
***
¿Quién soy yo para juzgar?
Prostitutas, yates, mafia… Si hay algo que decidí ignorar en mi narración es el verdadero negocio de los chicos. Aunque con las pistas puede quedar en evidencia.
“AS”, “AJ” y “Doble A” eran ladrones y contrabandistas y tenían un negocio bien patentado mundialmente. Las prostitutas que tanto iban y venían estaban eran parte esencial del negocio. Ese día AS se marchó. Más tarde hubo un tiroteo y resultaron muertos: él y AJ… estaban oficialmente muertos para la policía.
—
Fin! >.<