Hace exactamente una semana, fui con mi querido esposo al cine fuimos a ver la película El cartel de los sapos, pues la serie nos encanto y la película nos dio curiosidad, muy buena por cierto. El caso esta que cuando estaba esperando el comienzo de la película en la pantalla empezó una propaganda con actores venezolanos invitándonos a ir al cine a ver producción nacional, a ver lo nuestro a apreciar lo que acá se hace, y me di cuenta que la mayoría ignoro la propaganda, ignoro la importancia de apoyar lo que tenemos, lo que somos.
A la mayoría si los invitas a ver una película venezolana, una obra de teatro o a una exposición de algún artista emergente joven y fresco de los que hoy en día abundan en nuestro país, puedes ver en su rostro la expresión de fastidio, de que tiene mejores cosas que hacer o simplemente de desprecio pues al no ser algo reconocido creen que no vale la pena, pues es en realidad una pena ver en sus ojos un poco de ignorancia y lo limitado que están.
Ese mismo día antes de entrar al cine, yo llegue un poco más temprano al centro comercial y mientras esperaba a mi esposo vi que allí en uno de los pasillos había una feria navideña y los puestos estaban llenos de cosas sorprendentes hechas acá, a mano con amor, se puede decir que cada uno creía plenamente en la persona que tenia al lado, el apoyo el uno por el otro era tangible y pues por ser parte de ellos me decidí a entrar y ver cada uno de los puestos y para mi horror me encontré con una de estas personas que piensa que lo que acá se hace no vale nada, recuerdo muy bien estar viendo un collar precioso de una señora muy amable, y mientras ella apreciaba el mío y le alegraba mi trabajo otra señora justo al lado viendo una pulsera decía mientras la analizaba que esos materiales se encuentran en cualquier parte y que en realidad no valen ni la mitad de lo que costaba la pulsera .
Me quede boquiabierta, deje de hablar y la señora que hizo la pulsera reacciono de inmediato diciendo que si ella sabia donde encontrar los materiales se fuera de la feria los comprara y ella misma realizara la pulsera a ver si le quedaba igual, le arranco la pulsera y se volteo. La persona en cuestión obviamente se ofendió y diciendo una cantidad de groserías siguió su camino, y se desato allí mismo una discusión entre los presentes sobre este tema, y se llego fácilmente a la conclusión de que si la pulsera en cuestión y todo lo que estaba en la feria perteneciera a un diseñador reconocido, la señora la compraba sin decir nada. Seguí mi camino, un poco molesta pensando en el mínimo valor que tiene lo que hacemos para muchos
Pueda que sea fácil de hacer, que lleve tiempo y preparación, que sea original y único o sea algo que veas una sola vez y nunca más, pero si esta hecho acá por nosotros la mayoría no le da el valor que se merece. No le dan valor a las horas y horas de trabajo que puede llevar una sola pieza como es mi caso, las horas de sueño perdidas o las horas de comida que dejamos pasar pues la pasión por el trabajo nos la quita por completo, amo mi trabajo es un poco difícil de llevar adelante pero creo que por personas como la señora en la feria navideña es que mi trabajo como el de muchos otros no tiene la importancia que se merece.
Para mi es fácil, lo que aquí se hace es único, hay para todos los gustos y es de calidad, podría pasar horas hablando sobre el tema y no acabaría nunca, pero la conclusión más lógica es estos momentos es, apreciar y apoyar lo hecho en Venezuela, cine, teatro, obras callejeras, artistas plásticos, exposiciones, diseñadores todo aquello que sea de nosotros, todo aquello que este hecho con pasión.
El Café de Cinco 